Cuando hablamos acerca de Islandia podríamos pensar en Auroras Boreales y el reciente crecimiento sobre el interés de los países nórdicos a través de la cultura de los vikingos.
Con una población de menos de 400,000 en 2022 y una superficie que equivale desde Tamaulipas hasta Guerrero es un país bastante pequeño con un aproximado de 4 habitantes por m2. Incluye desde glaciares volcanes activos, cascadas, y aguas termales. Los habitantes han sabido aprovechar estos beneficios naturales para producir energía termoeléctrica y calentadores para el hogar.
Es el primer país en eliminar la brecha salarial entre hombres y mujeres, no existen los mosquitos, ni las cucarachas y quizá uno de los mejores países con jornadas las laborales más justas.
Y ¿cómo una chilanga de 1.60 llegó hasta aquí? Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma Metropolitana siempre tuve mucha curiosidad acerca de cómo se vivía en otros lados, al menos en mi familia como hija de madre soltera las pasividades económicas nunca fueron las más holgadas y aunque si bien nunca falto lo básico nunca nos pudimos permitir un viaje al extranjero pero mi madre siempre hizo mucho énfasis en aprender otro idioma como recurso para mejores oportunidades. Y comenzó mi búsqueda por becas, intercambios, trabajos y cualquier oportunidad para poder financiar mis sueños de poder salir en búsqueda de la aventura.
Con 33 kg en mis maletas me fui a estudiar inglés a Londres, después, como aupair en Estados Unidos. Cuando menos lo esperé, en abril del 2021 encontré a quien en ese entonces no sabía iba a ser mi esposo. Sin embargo, todo fue complicadísimo y nada parecía salir bien, en medio de una pandemia mundial, el no poder salir de mi propio país para entrar en el del otro y una diferencia horaria de 8 horas decidimos tomar el riesgo, y después de casi 2 años lo logramos. Nunca fue fácil, invertimos un montón de dinero, un montón de tiempo, esfuerzo, horas de sueño pero cuando se quiere, se puede.
Y, a pesar de que todo suene fantástico y maravilloso la realidad me golpeó duro en la cara. Aunque ya había vivido intermitente en Islandia, absolutamente ninguna de las vacaciones o temporadas ahí se compara con migrar y menos a un país que definitivamente no se rige por alguno de los idiomas que dominas. Me atrevería a decir que el 90% de la población habla inglés aunque los letreros, documentación, artículos del supermercado e inclusive la información del autobús se ofrece solo en islandés.
El trabajo “en negro” no existe y los mismos locales fomentan a que esta práctica no se lleve a cabo. Todo trabajador debe estar bajo contrato, con número de identificación islandés (kennitala) y, sobre todo, con un sindicato que respalde estos derechos laborales, así que plataformas como uber, amazon o didi no existen de este lado del mundo.
Sigo en la búsqueda de la respuesta al éxito de los países nórdicos, ¿será acaso que los impuestos en realidad se ven reflejados en la infraestructura o quizá la gran inversión que hace el estado con la calidad educativa que reciben, el fomento al deporte y actividades extra, la licencia de maternidad y paternidad para ambos padres de un año, que no se tenga un horario establecido de entrada o de salida para las horas laborales, servicio médico universal, el apoyo de un sindicato que vela y protege por los derechos laborales y su correcta aplicación?
En mi experiencia, el personal está comprometido a ayudarte y darte una respuesta a tus dudas o hacer lo posible para obtener una respuesta, desde correos electrónicos a llamadas telefónicas. Todas mis dudas respecto a mi estatus migratorio fueron atendidas de inmediato sin trámites engorros o hacerme dar varias vueltas porque ese no era el lugar correspondiente o que nunca nadie lo notificó (cof cof USA).
El clima, la comida, estar lejos de mi familia, de mis tradiciones, mi cultura, mis amigos y todo ha valido la pena, es un camino que construí para mí misma a base de mucho esfuerzo, de situaciones no tan agradables y de mucho, pero mucho trabajo arduo. Quien esté lejos de casa sabe lo difícil que puede lleg
ar a ser. Sigo en mi lucha de encontrar mi lugar aquí, mi nuevo hogar.
Y como dicen los islandeses; Þetta reddast, todo va a estar bien, no sabemos cuándo o cómo pero todo va estar bien.
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