Fecha: 21 de Junio 2020
Autor: Jocelyn Flores
B. A. Foreign Languages and Literatures. Magna Cum Laude. Washington State University
M. A. in Spanish. University of California Santa Barbara
Cuando emprender estudios en el extranjero se piensa como una experiencia con objetivos académicos. Si ya has decidido comenzar el proceso o lo estás atravesando, quisiera compartir mi experiencia e invitarte a considerar el tiempo en el extranjero como una experiencia global.
La talla de la universidad o instituto en el extranjero puede dar más o menos oportunidades. Sin embargo, un aporte de creatividad puede ser la diferencia.
Mis consejos vienen de mis años en dos universidades públicas en los Estados Unidos.
Toma nota de estos 5 consejos para sacarle el máximo a la experiencia:
1. Tener objetivos claros en diferentes áreas: más allá de lo académico.
Si bien es importante que el objetivo principal sea el área académica: aprendizaje de un idioma extranjero, cursos o grados completos, no hay que olvidar que el vivir en el extranjero abre las puertas al desarrollo de otros aspectos más globales.
En el plano social, estudiar en un campus norteamericano me permitió conocer compañeros y profesores que venían no solo de distintos países y culturas, sino que tenían diversas orientaciones políticas, sexuales, religiosas. Al principio puede existir una aversión por lo diferente, pero una vez aclimatados a la diversidad en el escenario estudiantil, el famoso melting pot, es sin duda, una de las riquezas más invaluables que se pueden vivir.
En el plano profesional, tuve la oportunidad de trabajar como asistente de profesores, tutora y editora en el departamento donde cursaba mis estudios.
Incluso si no son trabajos remunerados, buscar prácticas profesionales durante el año académico o las vacaciones, puede ser un distintivo en el CV. Encontrar un trabajo que no esté relacionado con los estudios y fuera del campus es una oportunidad de conocer la cultura local.
En lo personal, creo que los campus me ofrecieron un sinfín de actividades que despertaron mi curiosidad o me permitieron seguir mis intereses. Por ejemplo, nunca me hubiera imaginado encontrar una sala de giimaginar cuáles serían los posibles escenarios.
2. Aprovechar las conferencias y clases de otros departamentos
A veces por falta de información, desconocemos el trabajo de investigación de los diferentes departamentos universitarios. En el campus de UCSB había profesores que habían recibido Premios Nobel y conferencistas de alto nivel. Por ejemplo, haber escuchado a Noam Chomsky será sin duda una tarde inolvidable.
Como no tenía suficiente tiempo para seguir las clases de otros departamentos y cumplir con todos los trabajos requeridos, encontré la solución: en las clases de posgrado pude inscribirme como oyente. El aprendizaje y diálogo interdepartamental fueron de lo más interesante y habría sido una lástima haberlo desaprovechado.
3. El extranjero como un trampolín de viajes
Habiendo crecido en una ciudad, mis primeros viajes durante las vacaciones estudiantiles fueron a grandes urbes del norte: Seattle, Nueva York, Boston. Creo que mi curiosidad estaba limitada y tardé en apreciar los impresionantes Parques Naturales. Después de todo, las vacaciones pasan rápido. No me perdí un imbatible road trip del Estado de Washington al Estado de Arizona –cruzando de lleno el Grand Canyon-, pero sí siento que en retrospectiva hubiera podido apreciar más los paisajes naturales que ofrecen los Estados Unidos. En todo caso, la invitación es ahorrar y viajar en la medida de lo posible y sobre todo aventurarse a salir de los esquemas conocidos.
En mi caso pasé un año académico antes de volver a casa. Un corto regreso, además de ser regenerador, permite poner en perspectiva los aspectos en que hemos evolucionado durante nuestra estadía en el extranjero.
4. Equilibrio a través de una vida sana
Para muchos, estudiar en el extranjero puede ser la primera vez sin supervisión de los padres. Si bien es una etapa de liberación e independencia, no hay que menospreciar que nadie sino tú mismo será responsable de tu salud y bienestar.
Por salud, quiero decir lo básico: no olvidar tomar en cuenta horas regulares y suficientes de sueño, una alimentación equilibrada y ejercicio. Como ya lo mencionó Berenice en su artículo sobre los esfuerzos intelectuales y emocionales, se trata de un periodo de adaptación y habrá una serie de altibajos garantizada. Para lo cual tener una vida social y saber pasar tiempo a solas puede ser útil.
Por último, a mí me salvó seguir practicando deporte de manera regular. Créeme que tu cuerpo después de los treinta te lo va a agradecer.
¿Y por qué no descubrir actividades que no son posibles practicar en tu ciudad o país de origen?
5. Descubrir quiénes somos a través de la familia y los amigos en la distancia
La amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad
Las ocupaciones de la vida estudiantil y el proceso de adaptación en un país extranjero pueden tomar gran parte de tu tiempo.
Sin embargo, una constante comunicación con la familia y los amigos puede ser de gran ayuda para no perder la brújula. Además de ser una invaluable red de apoyo, la comunicación con la familia da un sentido de pertenencia. La propia identidad y la familia se pueden también apreciar con la lente de la distancia. Habrá cambios en tu identidad, pero recordar de dónde vienes puede ser un buen punto de partida para saber qué valores guardar y cuáles cambiar o dejar en el camino.
Los amigos seguirán sus vidas sin ti, pero si existe una comunicación y una relación verdadera, a tu regreso a casa, la amistad seguirá presente.
Sin duda, vale la pena invertir tiempo en la comunicación con la familia y los amigos. Estas relaciones pueden ser salvavidas en el proceso de vuelta a casa.
Estudiar en el extranjero puede ser un periodo que transcurre de prisa, sin darnos cuenta, un día, la experiencia acaba y qué mejor si volvemos sabiendo que hemos aprovechado al máximo de ese tiempo.
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